La situación política del país se torna cada vez más compleja e intrigante. Por un lado, el Presidente Humala gobierno abiertamente con los que perdieron las elecciones del 2011, implementado con más fuerza la política neoliberal, además impone a sangre y fuego dicho modelo económico pese que ha fracasado en todo el mundo.
El diálogo ha sido reemplazado por el monólogo, porque se ha reafirmado en su posición al servicio de la empresa privada, amenazando al pueblo con más represión. Este señor quiere la paz de los cementerios y espera dialogar solamente con los muertos y ha entregado el gobierno al mando de la empresas transnacionales, con beneplácito y aprobación de los políticos que se hacen llamar de la derecha peruana. La población en general espera que este contexto se revierta por el bienestar de la mayoría.
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