Hoy más que nunca debemos comprender que la tarea del comunicador y del educador no termina en la simple dación de conocimiento y el cultivo de la inteligencia, dejando al margen el refinamiento de la sensibilidad, es decir, la tarea del periodista y del formador no es la simple información, sino sobre todo consiste en la formación integral de la persona. Tal misión tan compleja y delicada no se puede lograr sin tomar en cuenta el mundo afectivo de la gente, ya que en ella descansa las raíces vitales de su personalidad y los fundamentos sustanciales de su conducta. Esa misión principal corresponde a la práctia del arte en sus diferentes formas de expresión, porque se dirige a su mundo afectivo y desarrolla los sentimientos más nobles y puros que son la esencia del comportamiento futuro del hombre, esto se logra con el estudio del arte y la estética. .
domingo, abril 22, 2007
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